"La perfección de la vigilancia es una suma de insidias" Foucault

lunes, 7 de abril de 2014

TERGIVERSANDO EL INFORME PISA

Con motivo de la presentación esta semana de un nuevo informe del Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), lo que usualmente llamamos informes PISA, la Secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, ha mostrado hasta qué punto las anteojeras ideológicas hacen ver cosas que están lejos, muy lejos, de la realidad. Resulta que el informe de marras sitúa, nuevamente, a los alumnos españoles en pésima situación en los universalizadores rankings internacionales (de los que hablaré próximamente). La culpa para la señora Gomendio es, según cuentan los periódicos, de unos profesores anclados en metodologías obsoletas. Pero esta respuesta lo único que evidencia es que la mencionada Secretaria de Estado o NO SE HA LEÍDO EL INFORME o no le interesa más que como clavo ardiendo al que agarrarse para justificar una reforma que va en sentido contrario del que el propio informe señala.
En diciembre del pasado año el informe PISA 2012 mostró los resultados de nuestros alumnos en lectura y matemáticas, entre otros contenidos, con los resultados sobradamente conocidos. Por qué no se evaluó entonces la capacidad para la resolución de problemas de la vida cotidiana, que es lo que ahora se ha hecho. Por la sencilla razón de que los problemas matemáticos o lingüísticos se relacionan directamente con el curriculum, en tanto los relativos a la capacidad de resolución de problemas no tienen que ver directamente, como dice el informe, con lo que se enseña en las escuelas, sino con “la solución creativa de problemas que no son de rutina con el fin de alcanzar su potencial como ciudadanos constructivos y reflexivos.” Es decir, a lo sumo se aproxima a aquello que en su día se pretendía conseguir con asignaturas como la ahora reducida filosofía o la desaparecida educación para la ciudadanía.
De manera clarita dice el mentado informe PISA que “el rendimiento relativamente bajo de resolución de problemas entre los estudiantes españoles puede ser debido en parte al relativo desconocimiento de estos estudiantes de las computadoras.” O sea, que no tiene tanto que ver con lo que les enseñan en las escuelas como con el uso de los medios que pueden disponer en ella o fuera de ella. No extraña, por tanto, que la principal brecha en los resultados no tenga que ver con el género, como ocurre con los "contenidos": “en España los estudiantes de origen inmigrante alcanzan una puntuación significativamente más baja que los estudiantes no inmigrantes.” Lo que, por cierto, lleva al informe a señalar que es fundamental, “tanto en España como en todos los países de la OCDE”, el impacto de la situación socioeconómica. Viendo estas aseveraciones, quizá sea recomendable, ya que no lo recalca la Secretaria de Estado, señalar que el apartado sobre España del nuevo informe PISA  comienza de manera demoledora recordando las palabras del Secretario General de la OCDE: “hay que dejar atrás la economía del ladrillo y centrarse en la economía del conocimiento." 
No se trata de que los resultados sean buenos, que evidentemente no lo son. Pero si un problema se acrecienta con otro más grande, en lugar de solucionarse el primero tenemos dos problemas. Y eso es lo que ocurre cuando se hace un diagnóstico tan erróneo como el realizado por el Ministerio de Educación en su desmesurado afán por hallar algún argumento que pueda justificar su desatinada LOMCE. Dicho de forma burda, lo que ha defendido la Secretaria de Estado es, más o menos, lo siguiente: como le duele una pierna, le vamos a apuntar una mano. Más le valdría al Ministerio de Educación defender y apoyar a los profesores en lugar de hacerles responsables de todos los males del mundo mundial. No en vano, entre tanta ineptitud, lo mejor que tiene el Ministerio para mejorar la educación, son sus profesores.