"La perfección de la vigilancia es una suma de insidias" Foucault

viernes, 2 de marzo de 2012

EL RECORTE INVISBLE


Con motivo de la primera sentencia contra Garzón, que las posteriores no modifican, se hane scucahdo todo tipo de comentarios. Algunos moderados, otros claramente desaforados. A su vez, estos han provocado airadas reacciones de personas o colectivos que, parece ser, consideran legítimo que la ciudadanía se indigne con el poder ejecutivo y con el legislativo, mas no con el judicial, como si su fuerza emanara de algún diferente lugar que no fuera la soberanía popular. 
Si a otro poder atendemos, veremos como conspicuos dirigentes del partido en el gobierno, y hasta su portavoz, so pretexto de que la cosa está muy mal y algo hay que hacer, ¿quién tal puede cuestionar?, proyectan improperios de diversa índole contra cualquiera que ose criticarles, como si inherente a la mayoría absoluta fuera la absoluta verdad.
Permítaseme dar aparente salto para recordar ahora a cierto jefe policial que tilda a una parte de la ciudadanía de “enemigo”. Tras años de esfuerzos de miles de policías que se han dejado literalmente la vida por salvar la de ciudadanos a quienes querían servir, que se han dejado horas de sueño, esfuerzos, energías y familias para acrecentar la confianza que la población tiene en unas fuerzas de seguridad profesionales y que han sabido estar a las duras, casi siempre, y las maduras, viene un jefe policial y, sin que la representante del gobierno le diga ni mu, desprecia en una sola frase a todos los ciudadanos incluyendo a sus propios compañeros y subordinados que tanto han hecho para que se sepa lo acertado de que la ciudadanía entregue el monopolio de la violencia a los estados. Gobiernos que, por cierto, sigla tras sigla, se empeñan en no conceder derechos que cualquier ciudadano tiene a una parte de los miembros de esos cuerpos de seguridad, manteniendo la paradoja de llamar civil, a un cuerpo que tal no se le deja ser, a pesar de que su actuación cada día lo manifiesta.
Y dirá alguien ahora que qué tiene que ver el enfado del Poder Judicial,  lo del gobierno criticón, el policía que no sabe dónde vive y la delegada muda. Pues únanse a ese cóctel los periódicos y empresas de información que se cierran,nacionales (como Público) o locales (como Aviladigital), los centenares de periodistas que por todo el país están perdiendo su trabajo y se descubrirá un sibilino, casi invisible, recorte que no se nota tanto como otros y que, para muchos, pasa desapercibido. Pero, como sea, mediante subrepticias amenazas a quien disiente, “el enemigo”, se crean cada día condiciones para que crezcan las trabas a la libertad de expresión. Nadie ha sintetizado tan bien la cuestión como la hermana del Jefe del Estado al ser interrogada por el más célebre imputado del mes: ¡a callar!

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